8.05.2010

Fidel, Lula y Kirchner: Jaque al Rey negro


Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana, Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente de Brasil, Néstor Kirchner, exmandatario de Argentina y actual Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, descuellan en América Latina, como relevantes exponentes de los esfuerzos continentales, por detener las apetencias imperialistas de dominio mundial por medio de la guerra.
Junto a ellos están los Presidentes Hugo Rafael Chávez Frías, Evo Morales Ayma, Rafael Correa y Daniel Ortega, de la República Bolivariana de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, respectivamente, quienes con la elocuencia de los procesos políticos que encabezan, demuestran transparentemente su posición, en ese sentido.
Quienes con saña mediática excluyen al líder bolivariano de entre los promotores de la paz en la región, no tienen en cuenta intencionalmente, la necesidad histórica de Venezuela de fortalecer sus defensas nacionales, porque atesora más riquezas que aquellas que incentivaron la agresión a Irak y Afganistán: las mayores reservas mundiales de hidrocarburo y entre las más importantes del planeta en agua potable.
También numerosos e insignes intelectuales y artistas del continente, cuya lista es tan larga, que me impide nombrarlos a todos, enarbolan la blanca paloma de Picasso.
Ellos son sabedores, de que la actual ruta de dominio imperialista conduce inevitablemente, a la agudización de la actual IV Guerra Mundial, que significaría el fin de la vida humana en el planeta.
Será así porque los hombres y mujeres ricos y pobres desaparecerán juntos, paradójicamente, gracias al desarrollo científico - técnico alcanzado por la propia especie humana.
De ocurrir tal desastre, producto a la incapacidad humana de resistirse a su propia avaricia, los acaudalados y desposeídos, solo se pudieran reunir otra vez en los cielos – si es que finalmente vamos allá- donde volverían a separarse definitivamente, porque los causantes del exterminio tienen reservada continuidad de pasaje bíblico, hacia las más remotas calderas del infierno, aseguro.
Latinoamérica forma parte de las casillas del gigantesco tablero de ajedrez, con el que se me antoja comparar al mundo de hoy; en él veo los colores negros y blancos, figurativos de la paz y la guerra y las garras del águila imperial y la paloma de Picasso, reposando en extremos opuestos.
La historia ha querido que en este momento cumbre para la humanidad, que no hayan faltado tampoco en la región, mente preclaras y con soberano peso histórico, capaces arruinar junto a la unión de los pueblos, las provocaciones e intentos imperiales de agresión y conquistas.
Fidel como torre aún robusta, se mueve en su habitual línea recta y ha resurgido con una inmensidad y vigor inimaginables: emplazando con nombre y apellido a Barack Obama, denunciando como siempre las injusticias.
Asimismo, entregando herramientas de cómo es posible vencer a un ejército espléndidamente armado, apelando tan solo al valor de unos pocos hombres mal armados, pero con una moral y ética fundamentada en la fuerza de la creencia de una vida más justa y plena, para las mayorías.
También dando clases magistrales del mejor periodismo, al estilo de Martí o Heminghey.
Lula y Kirchner, como alfiles, se mueven en diagonal en cada rincón del Sur y entre el mismísimo Palacio Miraflores y la Casa Nariño, aupando los lazos que unen a los pueblos de las naciones llevadas a conflicto, en beneficio de los más sucios intereses de Washington.
Incluso, el otrora obrero metalúrgico, ha llevado sus olivos y laureles hasta Nueva York, Estambul y Teherán.
La emboscada de Estados Unidos vía Bogotá y San José, para traer a la región las llamaradas de la guerra en el otro lado del mundo, están en vías del fracaso.
La sabiduría de los pueblos, representados en líderes reconocidos y con verdadera ascendencia en las amplias mayorías ha dado, Jaque al Rey negro.

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