Nació en Sabaneta, Estado de Barinas, Repúbñiva Bolivariana de Venezuela, hace más de medio siglo, sus lanzamientos valientes e inteligentes llevan aún lava volcánica y alcanzan velocidades indescifrables. Así lo acaba de demostrar.
Lanzó otro juegazo, un triunfo de dimensión inimaginable que anonadó nuevamente los bates de sus irreconciliables rivales o detractores.
A pesar de que el resultado fue pronosticado, el partido se presentaba difícil: intimidaciones, ambigüedades, lagrimeos, retóricas, temor y miedo predominaban en sus contrarios, carentes de ideas tácticas y estratégicas sólidas, muy a pesar de autoproclamarse paladines del juego limpio.
No fue un juego perfecto. Sí un buen espectáculo que merecían los principales protagonistas, de ahí el anuncio de las fiestas.
Resultó una soberbia demostración de coraje, por eso también los grandes y masivos vítores populares.
Que orgullosa se hubiera sentido su abuela Rosa Inés al verle encumbrarse, otra vez, y definitivamente para la historia. Habría dicho, es un zurdo de oro.
Lanzó otro juegazo, un triunfo de dimensión inimaginable que anonadó nuevamente los bates de sus irreconciliables rivales o detractores.
A pesar de que el resultado fue pronosticado, el partido se presentaba difícil: intimidaciones, ambigüedades, lagrimeos, retóricas, temor y miedo predominaban en sus contrarios, carentes de ideas tácticas y estratégicas sólidas, muy a pesar de autoproclamarse paladines del juego limpio.
No fue un juego perfecto. Sí un buen espectáculo que merecían los principales protagonistas, de ahí el anuncio de las fiestas.
Resultó una soberbia demostración de coraje, por eso también los grandes y masivos vítores populares.
Que orgullosa se hubiera sentido su abuela Rosa Inés al verle encumbrarse, otra vez, y definitivamente para la historia. Habría dicho, es un zurdo de oro.
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