
Por: Benito Joaquín Milanés
Foto: Ricardo López, Cortesía desde Beijing
Imaginería, máximo de precisión y detallismo, belleza originaria, gusto exquisito, rebose de pirotecnia, así China aprehendió al mundo, y lo rendía a sus pies, durante la reciente inauguración de las XXIX Olimpíadas de Verano.
Beijing deslumbró a tal extremo durante el acto, que apenas se hizo perceptible la poca originalidad en el encendido de la pira olímpica.
La cota para la capital británica está casi tan insuperable como los 2.45 metros en salto alto del cubano Javier Sotomayor, o el brinco de 8.95 metros del norteamericano Mike Powell, logrados a inicios de la última década del pasado siglo.
Foto: Ricardo López, Cortesía desde Beijing
Imaginería, máximo de precisión y detallismo, belleza originaria, gusto exquisito, rebose de pirotecnia, así China aprehendió al mundo, y lo rendía a sus pies, durante la reciente inauguración de las XXIX Olimpíadas de Verano.
Beijing deslumbró a tal extremo durante el acto, que apenas se hizo perceptible la poca originalidad en el encendido de la pira olímpica.
La cota para la capital británica está casi tan insuperable como los 2.45 metros en salto alto del cubano Javier Sotomayor, o el brinco de 8.95 metros del norteamericano Mike Powell, logrados a inicios de la última década del pasado siglo.
En el 2012 el Big Ben tendrá que ser más dinámico, flexible, vibrante y rejuvenecerse porque, efectivamante, Beijing ¨apretó¨ a Londres.
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