7.02.2009

Breve manual para golpistas latinoamericanos en el siglo XXI

Espere la noche, allá cuando los lobos tras sus aullidos hacia la luna, hayan quedado postrados en valles intramontanos o lomeríos. Entonces, solo entonces, de la orden a uno de sus oficiales de menor nivel escolar y haga que con artimaña conduzca a su bisoña tropa hacia el lugar donde duerme, con quien sea, el presidente constitucional de su país y secuéstrelo, procure no matarlo o herirlo mortalmente, si la barbarie sale mal, será más soga para su pescuezo, de tal manera se me ocurre dar inicio a esta breve cartilla para militares copistas.
Posteriormente, indique a uno de los clones de ese oficial, que se dirija a los nodos de comunicaciones locales e internacionales que no sean propiedad de aristócratas e interrumpa las transmisiones. Debe procurar que ese comando sea capaz de identificar las siglas CNN; también que posea la suficiente fortaleza física como para causar destrozos con sus puños, fusil, botas o martillo, al lugar de transmisión de las señales de Telesur o Cubavisión Internacional.
Súmese con uniforme de gala o campaña a la escuadra de civiles que le convocó y paga, y diríjase al seguramente disidente Congreso y garantice que los medios, los mismos que a esa hora emiten culebrones, tiras cómicas o partidos de golf, interrumpan esa objetiva programación y muestren en primer plano a un civil – debe ser empresario- con ojos de llanto, bien alimentado, gordito y de cara ancha.
Confirme que el director de emisión de esa transmisión especial encuadre bien las cámaras, o quizás, la única cámara disponible por el corre-corre, para que siempre salgan en los televisores: el citado civil y nuevo elegido de Dios, un alto dignatario católico local y Ud.
En la escena no debe faltar una hoja de papel con timbre presidencial donde quedó redactado el texto de renuncia del mandatario recién secuestrado y luego con Adobe PhotoShop, se montó su rúbrica escaneada. Asegúrese no cometer el absurdo de presentar ante la opinión pública una carta con fecha anterior a la de los acontecimientos del día.
Ese gazapo puede hundir más en la ridiculez a los dueños de la prensa plana que fungieron como artilleros mediáticos, y le allanaron el camino al asalto presidencial; la foto de esa cuartilla ocupará todas las primeras planas inmediatas de las ediciones impresas y digitales.
Saque las tropas a la calle y garantice que los subordinados engañados estén al mando de sus oficiales más cúmbilas; no deje en los cuarteles los transportadores blindados, ni en tierra aviones y helicópteros, esos aparatos deben sobrevolar a cualquier hora la capital del país dando la impresión de que Ud controla la tierra, el mar y el aire, es Dios.
No revele, ni bajo ningún amenaza de muerte, los detalles de la más reciente reunión en la residencia del Embajador de Washington en su país, ese simple pero complicado mordisco de lengua le permitirá una vida segura en Estados Unidos como la del terrorista Luis Posada Carriles.No obstante, atropelle a cualquier diplomático acreditado excepto a los de Estados Unidos o Costa Rica, Perú o Colombia, esas naciones le pueden servir para la casi segura evacuación junto a su séquito.
Póngase tapones en los oídos ante los reclamos para entregar al presidente y regresar al país estado de derecho.
Seleccione una plaza pequeña y convoque a sus amigos, familiares y deudores, para que le apoyen enarbolando letreros, fundamentalmente en inglés, para las cámaras de CNN y su público americano. No pierda el tiempo convocando a Telesur a ese mitin, seguramente ellos tendrán editoriales.
Triture al resto de los humanoides que griten en las calles y desconozcan su concentración, a fin de cuentas Ud está convencido de que cumple con la palabra de Dios.
Ante evidencia concreta e inequívoca de que el tiro le está saliendo por la culata y reinstalación del Presidente raptado y desterrado, evacue hacia una ciudad segura, preferiblemente Miami, San José, Bogotá o Lima.
En la primera de esas urbes hay gran cantidad de edificios en venta, y encontrará personas muy afines.
A Lima y a la capital colombiana, no se las recomiendo, ambas tienen mucha violencia y muy evidente y pestilente corrupción.
Sin embargo, la primaveral capital tica, no tiene ejército, tampoco policía, pero le aseguro que allí cuidan muy bien a los extranjeros que son objeto de interés oficial.
Lo conocí personalmente a fines del pasado siglo, cuando la noche víspera de mi regreso a La Habana, robaron del piso prestado por un amigo, todos mis cassettes y notas de prensa acumuladas en un mes.
Sin embargo, mi pasaporte, ropa lista en maletín de viaje y dinero en efectivo, quedaron intactos en la mesita de noche.¡Toda una gentileza de los cacos en momentos en que me encontraba despidiéndome de amigos en un apartamento vecino!.
Otro consejo muy importante es que aunque haya consumido en pena todo el alcohol cedido por la Bacardí para celebrar un pretendido triunfo, no se le ocurra viajar a La Habana o Caracas, dará muchas vueltas sobre Rancho Boyeros o Maiquetía y al final no aterrizará, vomitaras allá arriba como todo lo que en realidad eres, un animal.
Tenga en cuenta que cómo cualquiera de esos principales lugares sugeridos de evacuación, no encontrará otros en este continente, para demandar la paga prometida por haber contribuido a la abrupta separación de un legítimo presidente y comenzar a buscar una editorial ¨seria¨ para que le publique las breves memorias acerca de su error suicida.

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