
Por: Benito Joaquín Milanés
Con la misma piedra breve artículo de opinión acerca del nuevo descalabro ante USA de nuestra selección mayor de béisbol, me anima a sumarme al debate nacional entre aficionados y fanáticos.
El soberano, así llamamos al millonario público que tiene en Cuba la pelota, pocas veces se equivoca.
Con lo visto a través de la TV Cubana frente a las selecciones casi escolares de Japón y Estados Unidos, y de las estadísticas repetidas por algunos de los desaboridos comentaristas deportivos de ese medio, estamos inquietos.
Además de coincidir nuevamente con el autor de Con la misma a piedra, me hago otras preguntas a partir de lo observado en la pequeña pantalla.
En más de una ocasión he visto al banco de equipos nacionales de béisbol ¨ explotar ¨ de alegría tras batazos decisivos similares al de Bell frente a Japón, o uno de los fildeos hacia adelante de Michel, por solo citar ejemplos.
Cuando el descomunal y oportunisímo ¨ campanazo ¨ de la estrella santiaguera frente al zurdo nipón observé que la mayoría de los que estaban en ¨ la cueva ¨ siguieron el batazo sentados y gélidamente, casi a la manera de un fly out al izquierdo.
La misma frialdad nórdica me conmovió tras el cero de Lazo con las bases llenas sin out frente a los mismos japoneses.
Para colmo, fue de colegial la llegada de Héctor Olivera a la segunda almohadilla cuando el infortunado roletazo de Despaigne que provocó la doble matanza con las bases llenas el domingo frente a Estados Unidos, y puso fin a una entrada prometedora y decisiva.
¡Cuando añoré la agresividad, picardía, maldad y previsión de Víctor, Paret, Anglada, o German en ese deslizamiento!
Aseguro que con cualquiera de ellos no hubiera existido pívot a primera, o la pelota habría llegado tardíamente a la inicial.
Por otra parte, me sumo a quienes piensan que a la hora de tomar decisiones no solo se debe tener en cuenta la velocidad del corredor, sino su experiencia y picardía en momentos cumbres, la agresividad en el home del bateador emergente y la amplitud de su zona de bateo.
Meriño fue un excelente bateador en la pasada temporada, pero Peraza resultó un fuera de serie y posee imán en su abultada corpulencia para los pelotazos, además no tiene zona de bateo, lo mismo da un bambinazo con una pelota contra el home que a una bola por las nubes, y ni hablar si viene en zona, además en occidente los bateadores ven más las bolas en rompimiento que en la liga del este.
No se trata de hacer leña con el árbol caído, sino de contribuir con el siempre enriquecedor debate a desentrañar, que anda mal en la selección nacional.
Pacheco es un manager indiscutiblemente ganador en Cuba, pero como se dirige a Santiago no se comanda la selección nacional porque, entre otras cosas, la idiosincrasia de los jugadores provenientes de diferentes regiones de la isla no es la misma.
Si el capitán de capitanes es el hombre indicado para regir el equipo, lamentablemente se sabrá después de Beijing.
Los bancos son espejo del alma de los equipos de béisbol y de cualquier deporte, al de la selección nacional le faltan entusiasmo y alegría.
Una cosa es sobrecarga de entrenamiento y la otra un banco tenso, preocupado, gélido, rígido, incapaz de transmitir emociones.
¿No será que es hora del corte definitivo para disminuir las tensiones de quién se quedará o no en el team olímpico?
Con la misma piedra breve artículo de opinión acerca del nuevo descalabro ante USA de nuestra selección mayor de béisbol, me anima a sumarme al debate nacional entre aficionados y fanáticos.
El soberano, así llamamos al millonario público que tiene en Cuba la pelota, pocas veces se equivoca.
Con lo visto a través de la TV Cubana frente a las selecciones casi escolares de Japón y Estados Unidos, y de las estadísticas repetidas por algunos de los desaboridos comentaristas deportivos de ese medio, estamos inquietos.
Además de coincidir nuevamente con el autor de Con la misma a piedra, me hago otras preguntas a partir de lo observado en la pequeña pantalla.
En más de una ocasión he visto al banco de equipos nacionales de béisbol ¨ explotar ¨ de alegría tras batazos decisivos similares al de Bell frente a Japón, o uno de los fildeos hacia adelante de Michel, por solo citar ejemplos.
Cuando el descomunal y oportunisímo ¨ campanazo ¨ de la estrella santiaguera frente al zurdo nipón observé que la mayoría de los que estaban en ¨ la cueva ¨ siguieron el batazo sentados y gélidamente, casi a la manera de un fly out al izquierdo.
La misma frialdad nórdica me conmovió tras el cero de Lazo con las bases llenas sin out frente a los mismos japoneses.
Para colmo, fue de colegial la llegada de Héctor Olivera a la segunda almohadilla cuando el infortunado roletazo de Despaigne que provocó la doble matanza con las bases llenas el domingo frente a Estados Unidos, y puso fin a una entrada prometedora y decisiva.
¡Cuando añoré la agresividad, picardía, maldad y previsión de Víctor, Paret, Anglada, o German en ese deslizamiento!
Aseguro que con cualquiera de ellos no hubiera existido pívot a primera, o la pelota habría llegado tardíamente a la inicial.
Por otra parte, me sumo a quienes piensan que a la hora de tomar decisiones no solo se debe tener en cuenta la velocidad del corredor, sino su experiencia y picardía en momentos cumbres, la agresividad en el home del bateador emergente y la amplitud de su zona de bateo.
Meriño fue un excelente bateador en la pasada temporada, pero Peraza resultó un fuera de serie y posee imán en su abultada corpulencia para los pelotazos, además no tiene zona de bateo, lo mismo da un bambinazo con una pelota contra el home que a una bola por las nubes, y ni hablar si viene en zona, además en occidente los bateadores ven más las bolas en rompimiento que en la liga del este.
No se trata de hacer leña con el árbol caído, sino de contribuir con el siempre enriquecedor debate a desentrañar, que anda mal en la selección nacional.
Pacheco es un manager indiscutiblemente ganador en Cuba, pero como se dirige a Santiago no se comanda la selección nacional porque, entre otras cosas, la idiosincrasia de los jugadores provenientes de diferentes regiones de la isla no es la misma.
Si el capitán de capitanes es el hombre indicado para regir el equipo, lamentablemente se sabrá después de Beijing.
Los bancos son espejo del alma de los equipos de béisbol y de cualquier deporte, al de la selección nacional le faltan entusiasmo y alegría.
Una cosa es sobrecarga de entrenamiento y la otra un banco tenso, preocupado, gélido, rígido, incapaz de transmitir emociones.
¿No será que es hora del corte definitivo para disminuir las tensiones de quién se quedará o no en el team olímpico?
No hay comentarios:
Publicar un comentario