10.23.2009

Honduras, demasiado para la decencia humana

El avivamiento de la conciencia patriótica de las masas populares, catarsis que hace predecible el desarrollo exitoso de un proceso revolucionario auténtico, similar al ocurrido en Cuba durante los últimos ocho años de la quinta década del siglo anterior y la confirmación del verdadero origen y la reciedumbre de los autores intelectuales del golpe de estado, contra el legítimo Presidente Manuel Zelaya Rosales, hacen fecunda la obra espuria de los usurpadores hondureños.
El convencimiento de las masas y de sus líderes más puros, de que cualquier diálogo con fascistas se convierte en monólogo, y por tanto, a esos personajes, ¨no se le puede dar ni un tantito, así¨, como asegurara del imperialismo, Ché Guevara, es otra de las acciones fértiles provocadas por los testaferros con sus fechorías.
Nunca antes, en tan breve tiempo, se ha deshecho el antifaz de una conspiración que no va solo dirigida a un pueblo, sino a una región.
Tampoco ninguna nación del mundo ha avanzado tanto en organización y sabiduría revolucionaria, como lo ha hecho la República de Honduras, en un puñado de semanas.
La historia enseña que las grandes y más radicales transformaciones sociales, surgen de duros partos de los pueblos y la que está ocurriendo en Honduras, no será una excepción: violación de derechos constitucionales, asesinatos, torturas físicas y sicológicas, atropellos contra la ciudadanía y los medios de comunicación, asedios a sedes diplomáticas, insultos, chantajes.

Sin embargo, la gran enseñanza para políticos constitucionalistas, pueblo, y los movimientos sociales hondureños, es desconocer clarísimas enseñanzas de la historia continental y mundial: la libertad y los derechos no se negocian.
Tal erudición, es aplicable a quienes han preferido y liderado esa vía en estrados internacionales.
El más claro ejemplo en ese sentido, es la Revolución Cubana, cuya existencia se debe a que ocurrió un Baraguá, porque sin condicionamientos, el Ejército Rebelde entró en 1959 a Santiago de Cuba, afrontó un peligro nuclear y resiste estoicamente el más cruel y prolongado bloqueo a un pueblo, en la historia de la especie humana.
En ese sentido, recuerdo igualmente que hace exactamente medio siglo, un corajudo y campechano exsastre habanero, paradójicamente, también de inseparable sombrero alón, sólo y sin armas, entró por la puerta principal de una fortaleza militar insubordinada y puso fin al motín, deteniendo al líder de los conjurados.
Más de doce muertos y cientos de heridos, un pueblo coartado en sus libertades fundamentales, un ejército sirviente a las fuerzas imperialistas más extremistas, un Presidente constitucional acosado y vergonzosamente humillado y trompetillas a la comunidad internacional, es demasiado para la decencia humana, en cualquier tiempo.

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