12.11.2008

El alegrón de 2008

Texto y Foto: Benito Joaquín Milanés
Alejandro es un niño mexicano regiomontano de 11 años de edad que varias veces fue desahuciado por encumbradas clínicas ubicadas al Norte y Sur del Río Bravo. Tiene limitaciones motoras y una rara enfermedad de comunicación llamada mutismo selectivo.
Por vez primera lo había visto llegar a La Habana hace dos años con la cabeza arrellanada sobre el hombro izquierdo de su joven mamá, que luchaba, además, contra ambas cabelleras que le impedían la visión hacia delante.
No emitía palabra alguna, solo gemidos guturales y tenía unos tristes, muy tristes, ojos negros.Lo saludé y no obtuve respuesta, supe que me escuchó por un leve destello de su mirada y una casi imperceptible sonrisa.Daen, nombre de su progenitora, me confesó que presumiblemente, debido a una mala manipulación del feto durante el parto en una clínica privada, su hijo estaba postrado y había venido a Cuba como última posibilidad conocida y divina para el mejoramiento del niño.
Después de una muy rigurosa evaluación científica que duró una semana, especialistas del Centro Internacional de Restauración Neurológica de La Habana, CIREN, concluyeron que era factible la recuperación total o parcial de Alejandro, y asumieron el reto de la rehabilitación.
Sus padres reunieron durante los años subsiguientes 2006 – 2008 el dinero necesario, significativamente menos que en cualquier otro lugar del mundo, y pudo regresar a Cuba, esta vez, para iniciar el primero de un grupo de tratamientos intensivos con duración de varias semanas.
Poco antes de este fin de año venció dos meses de acelerado tratamiento médico en el referido centro capitalino especializado y casi se fue andando con sus propios pies.
Víspera de su partida llamé a sus padres para desearle buen viaje y él salió al teléfono, a través del auricular escuche su voz infantil decir: mamá, es mi amigo Benito.
Fue el gran alegrón de este año que fenece.

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