Por: Benito Joaquín Milanés
Foto: Cortesía Universidad de La Habana
Por momentos me pareció que la intervención de Fidel Castro anoche, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, era el acto de clausura de un Congreso del Partido Comunista de Cuba.
En ocasión del aniversario sesenta de haber entrado a cursar la carrera de Derecho en la más alta casa de estudios del país, y aprovechando un auditorio de jóvenes, altos dirigentes y funcionarios partidistas y gubernamentales, el líder de la Revolución Cubana se proyectó hacia el infinito a pecho abierto y con los pies puestos en la tierra, en los inicios de una batalla de vida o muerte para el país.
De repetirse los errores cometidos por los hombres en la otrora URSS, la Revolución Cubana puede arruinarse y junto a ella todas sus conquistas, y sí ello ocurre en momentos en que está en inminente peligro la especie humana, sería el adiós a la esperanza para la humanidad, inferí de su sólida intervención.
Fidel está clarísimo en la obligatoriedad de hacer un cambio radical en la sociedad cubana, y poner freno irreversible al robo, a las desviaciones de recursos, a la inercia de dejar hacer, al paternalismo, y lo habló públicamente, por Radio y TV este jueves.
Porque felizmente se sabe donde está el comején y existe la fuerza para erradicarlo, coincido con Fidel en que esas cosas sí se pueden parar.
La fuerza que revertirá la actual coyuntura de vicios, ilegalidades y errores está en las nuevas generaciones, en la juventud, ese sector en el que los enemigos del proceso revolucionario cubano consideran erróneamente de su lado.
Los Trabajadores sociales una tropa de muchachas y muchachos ¨ descubiertos ¨ por Fidel en medio de la actual Batalla de Ideas, son batallones frescos ubicados en la primera línea de fuego en defensa de la Revolución Cubana, que entre otras misiones, tienen la de desenmascarar a sinvergüenzas y corruptos.
También a manera de exploradores en la retaguardia enemiga, dar las coordenadas a la artillería para la destrucción de focos pestilentes que ponen en peligro las conquistas de hace más de nueve lustros.
Ellos no son más que parte del envidiable capital humano de que dispone hoy la Revolución, recordó el líder cubano.
Cuba no puede seguir desangrándose para la mejor vida de una minoría que se enriquece con la venta de combustible, artículos y materiales de todo tipo robados al por mayor en puertos, almacenes, y en comercios minoristas y mayoristas, entre otros.
Los precios no pueden seguir inalcanzables para quienes aportan diariamente con su trabajo a la sociedad, y para los que han envejecido entregando los mejores años de su vida a la Revolución Cubana.
A la libreta de racionamiento debe construírsele algún día un monumento por los problemas que ayudó a resolver, pero - como vaticinó Fidel- debe desaparecer.
Para este periodista ese librito es un código negativo en la mente de los cubanos mayores de cuarenta años, y un signo de interrogación para los de menos edad.
Es verdad también que es insolvente para el Estado subvencionar a grado extremo el consumo de energía eléctrica, y mantener las tarifas fijas para cualquier tipo de consumidor en momentos en que los precios del petróleo andan por las nubes.
Muchos tenemos la culpa de que la corrupción hoy en la ínsula se haya convertido en un mal que amenaza el quehacer de generaciones de cubanos.
En todos y cada uno de los establecimientos y empresas donde entró el comején había, existen, organizaciones políticas y de masas que no hicieron lo que tenían que hacer para evitar vicios, ilegalidades y errores. ¿Sus militantes solo se autocriticarán?
Estoy seguro que muchos de estos malos hábitos desarrollados no hubieran sucedido, o al menos, hubieran evolucionado en menor grado, si la prensa cubana hubiera tenido la posibilidad real, práctica, de cumplir su papel de alertar y denunciar.
A los periodistas cubanos fieles y leales combatientes por convicción, se nos ha subestimado, no se ha confiado absolutamente en nosotros, y es otro error -no señalado por Fidel- que abrió la brecha para el desarrollo de la fétida plaga de corruptos.
Otras enseñanzas y aseveraciones se derivan del trascendental discurso de anoche de Fidel Castro: los revolucionarios deben estar siempre con los ojos abiertos y no descuidarse.
Al palo blando se lo come el comején .
11.18.2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario